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Ponentes nacionales e internacionales abordaron sobre protección de conocimientos tradicionales

Durante su intervención, Carolina Zambrano resaltó la articulación interinstitucional para la implementación del Protocolo de Nagoya.

Quito, 07 de septiembre de 2018

Boletín No. 128

Con la finalidad de promover una efectiva implementación del Protocolo de Nagoya, hoy culminó el taller internacional: Conocimientos Tradicionales y Recursos Genéticos en el marco del Protocolo de Nagoya.

El evento fue organizado por el Ministerio del Ambiente, con el apoyo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales (Senadi) y la Universidad Regional Amazónica IKIAM.

El Protocolo de Nagoya está orientado hacia la regulación del acceso a los recursos genéticos, con la finalidad de asegurar el reparto justo y equitativo de sus beneficios.

Precisamente, con base en este proyecto, se realizó este taller que buscó el intercambio de experiencias y buenas prácticas para la construcción de líneas de desarrollo que permita ese adecuado acceso.

Insumos

De acuerdo a Carolina Zambrano, subsecretaria general de Ciencia, Tecnología e Innovación, este tipo de eventos permite recoger insumos y experiencias de los diferentes actores sociales y, al mismo tiempo, genera relaciones de confianza entre la academia y los pueblos y nacionalidades indígenas con el Estado y el sector privado, además de fomentar redes de conocimiento.

Esto, a su criterio, es fundamental dentro del proceso que actualmente cumple la Senescyt: asumir la competencia de la regulación y control del acceso a recursos genéticos, tanto con fines de investigación como con fines comerciales.

El objetivo del taller internacional, que contó con expositores nacionales e internacionales, también permitió fortalecer las capacidades de los pueblos indígenas y de las comunidades locales en cuanto a cómo proteger adecuadamente sus conocimientos tradicionales.

Para Alejandro Lago, coordinador del Proyecto Global ABS, la importancia de proteger los saberes tradicionales radica en la necesidad de que el aprovechamiento de esos recursos beneficie, principalmente, a los países fuente de esa biodiversidad y/o recursos genéticos.

“Perder esos conocimientos sería una tragedia para la humanidad, que hoy enfrenta problemas de grandes magnitudes y es muy probable que se soluciones con esos conocimientos milenarios”, dijo.